Cavernas: el patrimonio oculto
Unas han estado en peligro, otras han sido estercoleros, algunas han desaparecido bajo el ladrillo y las hay de dudosa existencia histórica. Cáceres tiene varias cuevas en su entorno, unidas por cierta falta de reconocimiento a su valor
Cueva del Conejar. Foto extraida de http://www.extremadura.com/social/albums/photo/view/album_id/1965/photo_id/19743 |
El Calerizo es el auténtico origen de Cáceres. Este terreno formado por masas calizas de la Era Primaria alberga un acuífero que se extiende unos 14 kilómetros cuadrados bajo Cáceres y almacena 3 hectómetros cúbicos. Rebosa en la Charca del Marco y corre todo el año con un caudal medio de 90 litros por segundo. La continua presencia de agua, atípica en estas tierras, ha posibilitado la riqueza histórica de Cáceres, la presencia del hombre prehistórico, el florecimiento de la Norba romana, la construcción del bastión almohade, la acumulación de palacios renacentistas... Pero además, ese mismo Calerizo ha dado lugar a la formación de oquedades que han favorecido la vida en estas tierras desde hace 800.000 años, y posiblemente antes.
Sin embargo, Cáceres ha dado la espalda al Marco y a sus cavernas durante largo tiempo. El entorno del acuífero y el arroyo ha sido conquistado por basuras, maleza y vertidos. La misma cueva de Maltravieso, segunda del mundo en número de manos prehistóricas representadas en sus paredes (64), fue descubierta hace medio siglo y ya ha estado a punto de desaparecer en ocasiones.
La cueva del Conejar resistió durante milenios, convertida en basurero y cementerio de animales, hasta que el avance urbanístico engulló la zona, pero al menos fue delimitada. Santa Ana ha corrido mejor suerte por estar en zona militar, aunque se conoce desde antaño, al igual que el Conejar, y nadie sabe el daño infligido por el hombre o por la acción del clima en las partes expuestas.
En cualquier caso, nunca este patrimonio oculto ha alcanzado el reconocimiento ni mucho menos la protección de la Ciudad Monumental. Los estudios se realizan a trompicones, sin cobertura institucional que permita una continuidad en los trabajos de excavación.
Hay otro grupo de cuevas que se han perdido para siempre, pero que aparecen en las crónicas de tiempos pretéritos: La Becerra, Martín Paredes, San Benito, la Mora, Cantarrana... También la actividad extractiva de la mina provocó la aparición de cuevas creadas por la mano del hombre, que ya forman parte del catálogo singular de las grutas del Calerizo.
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